Retrocedamos
unos 25 años: en aquellos momentos, la Game Boy causaba furor en su primera
edición, aún en blanco y negro, y no era la única: la Game Gear le harían la competencia,
repartiéndose el mercado de las consolas de bolsillo principalmente Nintendo y
Sega. La evolución de Nintendo quiso un replanteamiento, con una consola con
controles táctiles mucho más primitivos de lo que queremos recordar, y
micrófono incorporado para interactuar de manera diferente. Sony, que se había
introducido en el mercado unos años antes con su primera PlayStation,
contraatacaba con la PSP (PlayStation Portable). ¡Casi nos cuesta concebir tener
que introducir un cartucho en una consola para empezar a jugar!
Hace unos
10 años, muchos consideraron el iPod Touch de segunda generación como el
comienzo de una nueva era. Aquí, los juegos se descargaban desde una tienda de
aplicaciones directamente al dispositivo, que podía almacenar cientos de ellos.
Los precios de estos juegos eran incluso un 80% más baratos que los cartuchos
de la Nintendo DS o la PSP, y había muchos títulos gratuitos. El acelerómetro y
los controles en pantalla multitáctil dieron lugar a juegos muy diferentes, y a
partir de ahí todo empezó a cambiar.
Hoy por
hoy, no vamos a negar que la Wi-U se siga vendiendo, y triunfando, para un
público verdaderamente amante del mundo gamer, pero también hay un tipo de
jugador más ocasional o interesado en juegos de otra índole que ha sustituido
estas consolas de bolsillo por sus terminales. Nintendo ha tenido
que pasar por el aro y sumarse al amplísimo catálogo de juegos que tiene Android,
probablemente más que Apple, ya que su tienda contempla menos restricciones, y
en muchos casos, los desarrolladores prefieren lanzar sus títulos primero para
Android, un sistema, a rasgos generales, más abierto.
Las
pantallas táctiles, acelerómetros, sensores de voz y conexiones de alta
velocidad a internet han permitido la irrupción de juegos tan sofisticados que
apenas notamos diferencia en su versión para smartphone frente a versiones para
consolas de salón como la PS4. A veces, incluso lo pone más sencillo: no hace
falta recordar combinaciones de teclas o botones, no requiere de accesorios
físicos para, por ejemplo, detectar movimiento o cantar y ser “escuchado” por
el juego.
En
definitiva, nada hay más compacto que un smartphone de
última generación. Sin embargo, no todo el mundo demanda juegos de altas
especificaciones. Para gustos, colores, y también para prestaciones de cada
teléfono. Para dispositivos menos potentes, y para gamers que prefieren
partidas rápidas o juegos en los que la estrategia prioriza sobre la habilidad
o la acción, suelen ser los juegos tipo puzzle o basados en la suerte los que
triunfan, como jugar a la ruleta gratis, sin dinero de por medio.
Como
solución a que muchos terminales de gama media o baja tienen poco
almacenamiento disponible, muchos juegos se desarrollan en la nube, procurando
ocupar poco espacio en el smartphone, y a cambio además permiten partidas
multijugador. También la solución de juegos integrados en otras aplicaciones,
como Facebook y su no muy conocido submenú de juegos desde el smartphone, o
versiones web de algunos desarrolladores para terminales más básicos, es una
alternativa que ha propiciado la popularización de los juegos en línea.
Otro
sector de jugadores que no podemos menospreciar son los de edades muy tempranas
o verdaderamente avanzadas: los niños en edad preescolar y los mayores de más
de 70 años se han incorporado al mundo del juego digital precisamente por la
facilidad y la inmediatez que permite un smartphone: sin botones, sin tener que
enchufar nada; simplemente elegir juego y comenzar a disfrutar. Sólo hay que
echar un vistazo a las categorías de Google Play para descubrir que una de las
principales es la de “Familiares”, pero tanto “Puzzle” como
“Casino” también son muy populares. Las personas mayores no quieren tener que
aprender (por norma general), y los más pequeños, todavía no tienen la
capacidad de comprender ciertos controles. Por eso, antes no existía mercado de
videojuegos para uno u otro grupo de edad.
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