Cuando empecé a escribir reviews para La Cueva de Android no me imaginé escribir este tipo de análisis; bueno, o quizá sí, desde que puse mis grasientas manos en aquella Commodore de 9 pulgadas, decidí que también me dedicaría a buscar porquerías baratas para analizar, sólo por maldad. Resulta que un buen amigo —prefirió el anonimato al bullying— llegó para que vea si el trasto que compró en la calle era bamba, creo que ya se había dado cuenta de que le habían visto la cara de idiota pero de toda maneras quería asegurarse de que no era tan tonto como una hormiga, y es gracias a él que tuve en mis manos esta belleza. Así es amigos, este review se trata del famosísimo Samsung Galaxy S5, pero no es lo que piensan: es un chinorris de la peor calaña, de esos que se fabrican en aquellos lúgubres y malolientes talleres de China y cuya principal utilidad es tener un bonito pisapapeles que adorne la oficina, ¿algo más? Sí, sigan leyendo, hijos míos.


Veamos, ¿qué nos ofrece este Galaxy S5 'chinorris edition'? Tenemos un procesador Qua... No, esperen. Si no fuera porque al menos funciona diría que ni siquiera tiene un procesador, sin embargo vaya que sí lo tiene; pero vaya usted a saber cuál es... Memoria RAM, juzgando por lo que veo y lo mal que funciona en general esta basura, puedo asumir que tiene tanta memoria RAM como esos celulares de teclitas y con Java, la diferencia es que al menos esta cosa es táctil, pero ahí mismo tenemos un gran problema, problema que analizaremos en el siguiente párrafo, es que tiene que quedar bonito el review, nanos.


La pantalla es sorpresivamente nítida —y no estoy bajo los efectos del LSD—; verán, en cuanto toqué el dispositivo de inmediato me dije a mí mismo: "este tipo no puede haber gastado $100 dólares en esta basura", pero en cuanto miré la pantalla, dejando de lado que en lugar de cristal tiene un feo plástico vinifán y que para realizar alguna acción debemos ejercer una fuerza tremenda en el panel, noté que los colores son muy vívidos, y la nitidez y resolución de la pantalla son bastante decentes; claro, pero ese toque de calidad no hace al teléfono un ápice menos mierdoso, porque todo en sí funciona de forma penosa y que la pantalla sea nítida, no va a cambiar el hecho de que este clon chino sea una mierda.


¿Sistema operativo dije? A juzgar por lo mal que funciona todo y lo chapucero que se siente al navegar por sus diferentes pestañas y opciones, supuse rápidamente que se trataba de alguno de esos sistemas basados en Java que traían los celulares de antaño; claro, que en esos celulares sí funcionaban bien, lo cuál en el caso de este Galaxy S5 , no sucede precisamente así.

En el apartado de los materiales y el acabado no hay mucho que decir: el teléfono es una réplica exacta del Galaxy S5. Pero hay un problema aquí: el Galaxy S5 original podrá ser plástico y parecer barato, pero este chinorris va mucho más allá de eso, en cuanto tocas esta mierda te das cuenta de que no pesa demasiado, que no es lo suficientemente robusto y que se siente como si fuera plástico de baratillo, como el de esos juguetes cutres que venden en el mercado de pulgas más cercano. Los botones capacitivos no existen, si no que son presionables: presionas y chasquea. Y sobre el panel táctil, pues creo que ya lo mencioné más arriba, su pantalla es resistiva y además de un plástico más malo que la carne de perro. Así que no, ni de locos esto costaría $100 dólares; vamos, yo no daría un chelín por un teléfono así ni por necesidad, habiendo alternativas infinitamente mejores por esa cantidad de dinero —heil Moto E—.

Que ya acabamos de despotricar contra el Galaxy S5 edición chinorris y no dijimos nada constructivo, quizá porque no tiene nada que rescatar. Si te encuentras por la calle a uno de esos horteras vendiéndote un supuesto iPhone 6 que se acaba de robar, piensalo dos veces antes de soltar el billete; o por lo menos tómate tu tiempo para asegurarte de que no te están tomando el pelo.

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César Barrantes

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Rolo Nieves

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