En realidad los problemas ya venían desde antes, cuando Claro reclamó poner sus propias aplicaciones —llámese "bloat"— en equipos de Motorola, quienes se negaron; vamos, una decisión inteligente y aplaudida, como sabrán Motorola monta Android puro en sus teléfonos, y el rendimiento de éstos es más que satisfactorio. Permitirle a los mamarrachos de Claro llenar de basura a un de por sí perfecto Moto E hubiera tenido efectos catastróficos.
Ahora los problemas vienen de un proyecto de Motorola de vender ellos mismos sus terminales desbloqueados, habiendo puesto en marcha una tienda en línea en México y una tienda física en donde ofrece toda su gama de equipos. América Móvil entonces demandó que Motorola vendiera los equipos con su línea, y los buenos de Motorola, como no iban a ceder ante los caprichos del Carlos Slim, se negaron, vaya. Y ya vemos las consecuencias, que podrían resultar más en contra de Motorola que de Claro, porque Claro seguirá vendiendo sus porquerías llenas de bloatware a precios inflados como siempre lo ha hecho, pero sus clientes no podrán tener el privilegio de tener un Moto.
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